En más de una ocasión, hemos tenido candidatos que se desbordan emocionalmente durante una entrevista. Aunque no es algo que se espere, tampoco es tan inusual como muchos piensan.
Y es que las entrevistas, cuando están bien conducidas, pueden abrir un espacio profundo de reflexión que toca fibras sensibles. Se habla de pérdidas, frustraciones, reinvenciones, logros, fracasos… todo lo que implica la vida profesional y personal.
¿Por qué puede suceder?
- 🔍 Entrevistas profundas que invitan a la autenticidad.
- 🔄 Procesos de transición, duelos profesionales o desgaste emocional (burnout).
- ⚖️ Presión y nerviosismo, especialmente si la vacante representa un cambio importante.
- 🧠 Falta de preparación emocional ante temas no resueltos o experiencias difíciles.
¿Y esto debería afectar el proceso de selección?
Depende. Como consultores en talento humano, lo importante es mirar más allá del momento:
¿Fue una reacción aislada o parte de un patrón de poca gestión emocional?
¿El cargo exige fortaleza ante presión constante?
¿El candidato logró recuperar la compostura y continuar?
Si la emoción interrumpe la entrevista por completo o revela una posible inestabilidad no tratada, puede ser una alerta, especialmente en roles de alta exigencia emocional. Pero también puede ser una muestra de humanidad y vulnerabilidad legítima, que, bien gestionada, no invalida el perfil.
Si estás en una etapa de cambio, no estás solo(a).
Si sientes que cerraste un ciclo laboral que no terminó como esperabas, tómate el tiempo para sanar, procesar y prepararte emocionalmente antes de enfrentar un nuevo reto profesional.
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No se trata solo de buscar trabajo. Se trata de volver a creer en ti.